En los últimos meses, ha habido mucha especulación sobre la relación entre la enfermedad del corazón y el COVID-19. A medida que la pandemia continúa afectando a millones de personas en todo el mundo, es natural que surjan preocupaciones sobre cómo esta enfermedad puede afectar a nuestro corazón. Sin embargo, es importante aclarar que hay mucha información falsa y mal interpretada sobre este tema. Para despejar todas las dudas, hemos hablado con un experto en cardiología para que nos brinde una perspectiva clara y basada en evidencia.
Primero, es importante entender que el COVID-19 es una enfermedad respiratoria causada por el virus SARS-CoV-2. Si bien puede afectar a varios órganos y sistemas en el cuerpo, su principal impacto es en los pulmones. Por otro lado, las enfermedades del corazón incluyen una amplia gama de afecciones que afectan al corazón y los vasos sanguíneos. Estas pueden ser causadas por diferentes factores, como la genética, el estilo de vida y la edad.
Una de las principales preocupaciones que han surgido es si el COVID-19 puede causar daño directo al corazón. Según el Dr. Carlos Pérez, cardiólogo y miembro de la Asociación Americana del Corazón, esto es poco probable. “La mayoría de las personas que contraen COVID-19 solo experimentan síntomas leves o moderados y se recuperan sin complicaciones graves”, explica el Dr. Pérez. “Solo en casos muy raros, el virus puede afectar directamente al corazón y causar inflamación del músculo cardíaco, conocida como miocarditis”.
El Dr. Pérez también enfatiza que las personas con enfermedades cardíacas preexistentes tienen un mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves si contraen COVID-19. “El virus puede exacerbar cualquier condición cardíaca existente y aumentar el riesgo de un evento cardiovascular, como un ataque cardíaco o un derrame cerebral”, dice. Por lo tanto, es crucial que las personas con enfermedades cardíacas se cuiden y tomen medidas para protegerse del virus.
Otra preocupación común es si los medicamentos para el corazón pueden aumentar el riesgo de contraer COVID-19 o desarrollar complicaciones graves. El Dr. Pérez asegura que no hay evidencia que respalde esta afirmación. “Algunos estudios iniciales sugirieron que los medicamentos para la hipertensión arterial y las enfermedades del corazón podrían aumentar el riesgo de contraer COVID-19, pero se ha demostrado que esto no es cierto”, afirma. “De hecho, dejar de tomar estos medicamentos puede ser perjudicial para la salud de las personas con enfermedades cardíacas”.
En cuanto a las vacunas contra el COVID-19, el Dr. Pérez es enfático en que son seguras y efectivas para las personas con enfermedades cardíacas. “Las vacunas son una herramienta vital en la lucha contra la pandemia y es importante que las personas con enfermedades cardíacas se vacunen para protegerse a sí mismos y a los demás”, aconseja. “No hay evidencia de que las vacunas causen daño al corazón y los beneficios superan con creces cualquier riesgo potencial”.
Por último, es importante abordar la creencia de que el COVID-19 es solo una “enfermedad de personas mayores” y que los jóvenes y saludables no corren riesgo. El Dr. Pérez enfatiza que esto no es cierto y que todos deben tomar precauciones para protegerse a sí mismos y a los demás. “Si bien es cierto que las personas mayores y aquellas con enfermedades preexistentes tienen un mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves, los jóvenes y saludables no están exentos de contraer la enfermedad y pueden transmitirla a otros”, advierte. “Es importante seguir